miércoles, julio 11, 2007

Dos estilos, un mismo lugar.

Sin Kaká, Ronaldo, Ronaldinho ni Adriano, Brasil mostró en la Copa América 2007 una versión distinta de la que lo llevó a ser el mejor del mundo en la última década; nada de jogo bonito ni toqueteo.
Al seleccionado brasileño edición Dunga no le sobra nada; es más, por momentos parece un equipo europeo pero sin la férrea disciplina táctica a causa del espíritu lúdico que llevan en la sangre los sudamericanos. Hasta el momento, Robinho había sido capaz de cargarse el equipo al hombro y llevarlo lejos, pero no lo suficiente como para que la prensa brasileña no recayera sobre el técnico y plantel.
En la semi con Uruguay, el ex Santos brilló por su ausencia y como consecuencia de ello en la primera semifinal se vio un equipo desdibujado, incapaz de elaborar jugadas ni desequilibrio por las bandas; únicamente se dedicó a presionar la salida rival, lo que dio resultado en los minutos iniciales.
Por su parte Uruguay, sin ideas pero con mucho ímpetu, acorraló a su contrincante, quién supo soportar la embestida gracias a un buen trabajo de su portero Doni (salvo en el primer gol).
La contienda se definió por penales, tal como en la edición pasada disputada en Perú. Victoria para el Penta y último campeón de la competencia. En el olvido quedará el tanto de penal convertido por Abreu, dejando en ridículo al portero romanista.
La segunda semifinal, fue igual de pareja, hasta la apertura del marcador, a través de Gabriel Heinze, a tiro libre de Juan Román Riquelme. Hasta ese entonces, el partido era equilibrado a partir del inteligente planteo táctico mexicano, que evitó el adelantamiento de Zanetti, el manejo de Riquelme y el desborde de Messi.
Con el tanto se inició otro encuentro. México debía salir a buscar el empate y Argentina aprovechó los espacios a partir de la genialidad de su jugador más desequilibrante: Lionel Messi. El goleador del equipo, Riquelme, no quiso quedar en el anonimato y marcó el tercer tanto de penal, emulando a Loco Abreu y a Zidane.
Con rendimientos totalmente opuestos, Brasil y Argentina se cruzarán el domingo en Maracaibo en la final del certamen, repitiendo la final de Perú 2004. Pese a no contar con sus máximas figuras, el seleccionado verdeamarelho está en condiciones de dar la sorpresa y superar al favorito de todos, que hasta el momento ganó todos sus encuentros sin mayores dificultades.
¿Podrá Argentina cortar la racha de catorce años sin levantar una Copa a nivel Seleeción mayor? ¿Despertarán los jugadores brasileños al ver la albiceleste enfrente? El domingo por la tarde tendremos las respuestas.

1 comentario:

Marco dijo...

Definitivamente no pudo. Todavia se extraña a Diego.

Saludos.